Todo vibra: la conexión entre la energía y la alimentación
Durante mucho tiempo, subestimé el poder de los alimentos. Siempre los consideré solo un medio para conseguir un objetivo físico, no más. Hasta que la vida me despertó de golpe, a través de padecimientos físicos y enfermedades, fue entonces cuando me interesé más por la calidad de lo que comía y cómo me lo comía. Así llegué aquí, años después, puedo contarte felizmente de la alimentación de alta vibración; esto transformó mi vida y la de muchos a mi alrededor, convirtiéndose en una herramienta para el despertar.
La alimentación de alta vibración es una forma de nutrirse que va más allá de los macronutrientes y calorías; implica comprender los alimentos como fuentes de energía que influyen en nuestro bienestar físico, mental, emocional y espiritual. Desde la antigüedad, distintas culturas han entendido que la comida no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma y la consciencia. Hoy, la ciencia comienza a respaldar estos conocimientos, que hace milenios ya conocían los sabios, con estudios que muestran cómo la vibración de los alimentos puede impactar nuestra salud y frecuencia energética.
Desde lo mental hasta lo espiritual
Desde la física cuántica hasta la sabiduría ancestral, se ha comprendido que toda la materia, incluidos los alimentos, está compuesta de energía que vibra a diferentes frecuencias. Empecemos por lo científico para explicarle a la mente esto, según Bruce Tainio, un investigador pionero en bioenergética, el cuerpo humano sano vibra entre 62 y 70 MHz, mientras que las enfermedades pueden aparecer cuando la frecuencia baja de 58 MHz. André Simoneton, ingeniero francés, también hizo lo propio, al clasificar los alimentos según su alcalinidad midiendo la longitud de su onda, concluyendo que entre más alcalino el alimento mayor su aporte de luz. Ambos coinciden que los alimentos frescos y naturales, como frutas, verduras y germinados, vibran en niveles elevados, mientras que los procesados, ultraprocesados y de origen animal tienen frecuencias mucho más bajas e incluso negativas.

El físico Erwin Schrödinger, premio Nobel, en su estudio sobre la entropía, planteó que los seres vivos no solo consumen energía para mantenerse, sino que se nutren de orden y negentropía (entropía negativa), es decir, de estructuras organizadas que nos permiten mantener la vida.
Los alimentos frescos y naturales son un claro ejemplo de esta energía ordenada que el cuerpo puede absorber eficientemente. Por el contrario, los alimentos altamente procesados y sintéticos tienden a aumentar la entropía en el organismo, promoviendo el desorden celular y la enfermedad.
«La comida que comes puede ser la forma más poderosa de medicina o la forma más lenta de veneno»- Ann Wigmore
Fotones: la luz en los alimentos
Para entender un poco más a detalle hablaremos de los fotones, estos son partículas de luz que transportan energía, la cual se traduce en información. En el contexto de la alimentación, provienen principalmente de la radiación solar absorbida por las plantas a través de la fotosíntesis. Cuando consumimos alimentos frescos y vivos, como frutas, verduras y germinados, estamos ingiriendo esta luz solar almacenada en forma de biofotones, que juegan un papel esencial en la regeneración del cuerpo ya que potencian la comunicación celular, la oxigenación y el equilibrio electromagnético del mismo.
De esto habló el biofísico alemán Fritz-Albert Popp, el cual descubrió que los organismos vivos emiten una débil radiación lumínica conocida como emisión de biofotones, la cual es clave para la salud celular. Sus investigaciones demostraron que los alimentos frescos y orgánicos contienen más biofotones, lo que facilita una mejor regulación biológica, mientras que los alimentos altamente procesados carecen de esta luz vital.
El consumo de biofotones a través de alimentos vivos ayuda a:
- Mejorar la comunicación entre las células, promoviendo salud, vitalidad y longevidad.
- Optimizar la regeneración celular y el sistema inmunológico.
- Elevar la energía y la claridad mental, mejorando el enfoque, ayudando a obtener una mente más lúcida y equilibrada. Lee más aquí
- Alinear la biología del cuerpo con los ritmos naturales del universo.

Nada nuevo
Este principio se encuentra presente en muchas culturas antiguas, las cuales han basado su alimentación en este fundamento energético. En la Ayurveda de la India, los alimentos se dividen según su efecto en la energía vital o prana. Se recomienda consumir alimentos sáttvicos (puros y vibrantes), como frutas, vegetales frescos, legumbres y semillas, mientras que se evitan los alimentos tamásicos (densos y pesados) como la carne y los productos procesados. En menor medida los rajásicos (estimulantes e irritantes), como el café, el chile, el ajo, la cebolla y los alimentos muy condimentados, ya que pueden generar inquietud y agitación en la mente.
En la medicina tradicional china, la dieta macrobiótica categorizan los alimentos según su naturaleza energética (yin y yang) y su impacto en el flujo del Qi o energía vital. Se considera que los alimentos vivos y frescos, como el té verde, las hierbas y los brotes, promueven un equilibrio energético, mientras que el exceso de carnes y frituras puede bloquear el flujo energético del cuerpo.
En muchas culturas indígenas americanas, la alimentación siempre ha estado relacionada con la espiritualidad y la conexión con la naturaleza. La tradición Hopi y la de los pueblos andinos consideran que el maíz, la quinoa y el amaranto son alimentos sagrados porque contienen energía solar concentrada. Para los mayas y aztecas, el cacao era un alimento divino que elevaba la consciencia y fortalecía el espíritu.
La frecuencia vibracional de los alimentos
Los estudios de André Simoneton y Bruce Tainio han clasificado los alimentos según su capacidad de almacenar luz:
• Alta vibración (+70 MHz): Frutas frescas, vegetales orgánicos, germinados, algas, hierbas frescas, aceites prensados en frío, semillas crudas.
• Vibración media (40-70 MHz): Frutas secas, legumbres, cereales integrales, frutos secos activados.
• Baja vibración (40-0 MHz): Carne, productos lácteos, harinas refinadas, alimentos procesados y ultraprocesados, azúcar refinada, frituras.
Los alimentos que han pasado por procesos industriales tienden a perder su vibración energética y, en lugar de aportar energía vital, pueden drenar la energía del cuerpo, lo que se entiende como energía negativa porque al consumirlos se requiere más energía digerirlos de la energía que aportan, a nivel de luz o vibración.

El impacto emocional y espiritual de los alimentos
Más allá de la nutrición, los alimentos afectan nuestras emociones y estados mentales. Se ha observado que ciertos alimentos pueden influir en la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, fundamentales para la felicidad y la tranquilidad, además se les considera responsables de la conexión espiritual.
Por otro lado, el experimento de Masaru Emoto con el agua demostró que las palabras, pensamientos y emociones afectan la estructura molecular del agua, lo que también puede aplicarse a los alimentos. Culturas como la japonesa han practicado este principio a través del Rei (energía espiritual) en la preparación de alimentos, con la creencia de que cocinar con intención amorosa transforma la energía del alimento y su efecto en quién lo consume.

Las civilizaciones antiguas también han integrado rituales energéticos en la alimentación. En las tradiciones yóguicas de la India, los alimentos se bendicen antes de ser consumidos para elevar su vibración. En las culturas chamánicas de América del Sur, se cree que ciertos alimentos, como el cacao ceremonial o la chicha de maíz fermentada, permiten acceder a estados de conexión más elevados con la naturaleza y los espíritus.
Prácticas para elevar la vibración de los alimentos
1. Consumir alimentos vivos: Priorizar frutas, verduras, germinados y alimentos frescos.
2. Elegir ingredientes orgánicos y locales: Disminuyen la exposición a pesticidas, conservan su energía natural y pueden estar cultivados con amor e intención.
3. Evitar procesados y ultraprocesados: Estos alimentos carecen de vitalidad, pueden generar inflamación y en general están llenos de aditivos tóxicos que perjudican el organismo.
4. Cocinar con consciencia y gratitud: La intención con la que preparamos los alimentos influye en su vibración.
5. Hidratarse con agua estructurada: Filtrada, alcalinizada con zumo de limón y sal de mar, si quieres ir más allá, programada con afirmaciones o sonidos de alta frecuencia.
6. Integrar prácticas como el Mindful Eating-Cooking: Cocinar y comer con atención plena potencia la absorción de los nutrientes y mejora la digestión.

La nutrición para la expansión de la consciencia
La alimentación de alta vibración es una invitación a reconectar con la sabiduría del cuerpo y la naturaleza. No se trata solo de elegir alimentos saludables, sino de hacerlo con conciencia y entendiendo que la nutrición es un puente entre el mundo material y el espiritual. Culturas ancestrales han comprendido esta verdad durante siglos, y hoy la ciencia comienza a confirmar lo que ellos ya sabían. Cada bocado que elegimos puede ser un paso hacia una vida más energética, consciente y conectada con el universo.
«Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento»- Hipócrates
Toda esta información fue llegando a mí a medida que vivía mi propia transformación y veía cómo también impactaba a quienes me rodeaban. Experimenté en mi propio cuerpo la poderosa vibración de los alimentos y cómo estos se convirtieron en una herramienta clave para reconectar conmigo misma. Aprendí a escuchar mi cuerpo, a descifrar los mensajes que por años había ignorado y que estaban guardados en mi subconsciente, como si los hubiera escondido bajo la alfombra. Fue así como, bocado a bocado, empecé a despertar a una nueva versión de mí, más auténtica, más libre, más alineada con mi verdadero Ser. Cada bocado que elegimos puede ser un paso hacia una vida más energética, consciente y conectada con el universo.
Hoy sé que la alimentación no es solo nutrición, es un acto de amor propio, una llave para expandir la consciencia y una invitación a vivir con más presencia. Tú también tienes ese poder en tus manos. Cada elección que haces puede ser un paso hacia una vida más vibrante, más plena y más en sintonía con lo que realmente eres. ¿Y si comienzas hoy?
¡La consciencia comienza con un bocado! Vida Bonhomie